Reflexiones: Inapropiados versus Íntegros

           

Los seres humanos somos una especie más en el planeta que nos tocó vivir, por supuesto ajeno a nuestra voluntad. Podríamos afirmar que nuestra novel presencia en el mismo, como nuestra evolución, nos habría transformado en la especie dominante, siempre inferior al espacio y tiempo que nos cobija y soporta… Algunos intelectuales nos indican como el posible cáncer del planeta, que de ser verdad nos indicaría una breve visita al mismo. Pero seamos optimistas, y pensemos que al fin aprenderemos a convivir adecuadamente con él. Tendremos tiempo para conocernos tanto como especie como al mismo mundo que habitamos y su inserción en sistema planetario/universo (seguramente no será en este siglo, ni en el milenio)

            Retomando, toda especie tiene un sistema de seguridad que intenta preservarlo de su extinción. Los humanos nos diferenciamos de las otras variedades. Estas se rigen general y exclusivamente por conductas instintivas, rígidas, poco maleables, preestablecidas genéticamente tornándose difícil, o imposible, modificar su comportamiento. La humana no está excluida de tales conductas instintivas, pero su evolución histórica y el contexto cultural en el cual nos hemos desarrollado han modificado su estructura física (visiblemente observable en la conformación cerebral, ver gráfico), y la consecuente variación en el comportamiento innato de la especie, proceso que nos induce a pensar que los cambios proseguirán ulteriormente, paulatinamente como lo ha sido al presente, sin noción ni pretensión, de una medida temporal.

Aquello que nos daría el carácter de superior es la capacidad de confrontarnos a través de la estructuración lógica del pensamiento y lograr establecer una verdad/solución factible en un problema de inmediata resolución. A largo y mediano plazo la realidad constatará lo acertada, o no, de la decisión lógica que tomamos en su oportunidad/contexto. Tal evaluación igualmente requiere de tal estructuración lógica. Volvamos a la realidad, esta descripción sería la correcta, pero lejos, muy lejos de las que se toman, adquiriendo mayor dramatismo en las decisiones políticas, en la cual intervienen factores más allegados a nuestras cortezas precedentes (emocional/instintiva) a la creativa del neocortex, compatible con la estructuración lógica que nos permite inferir nuestra superioridad como especie planetaria…

            Alguno se preguntara cuáles son los principios de seguridad que hemos construido los humanos al presente, y la respuesta está en la triada de la cruenta revolución francesa de1789: LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD. Aunque indiscutibles, aun hoy no han sido asimilados plenamente en las sociedades civilizadas del primer mundo, las que pretenden imitarlas y menos aún aquellas que están lejos de los cánones occidentales. En fin, tales principios fundamentan la organización democrática y republicana consecuente (aun sus falencias, pero rectificables), aspirada por las sociedades pro-occidentales, lejos muy lejos de la realidad global circundante… Una Rusia imperial, una China comunista imbuida en métodos capitalistas, un mundo árabe fundamentalista en su concepción religiosa, cruento e intransigente que transforma a Oriente Medio en un polvorín. Sumémosle un capitalismo que empieza sentir las falencias del libre mercado, cuyos gurúes nos han querido convencer que con tales postulados este siglo 21 sería de Oro. El Brexit, las crisis recurrentes de la comunidad europea, y el fenómeno Trump, nos conllevan más hacia el barro…

            Igualmente, quien puede discutir la libertad de expresarse disintiendo, la de transitar los espacios comunes, respetando en nuestro accionar los derechos de los otros. La de ser Iguales con nuestros congéneres, fundamentalmente ante la respectiva ley, prescindiendo de nuestro status social, fuere cual fuere. En cuanto a la Fraternidad, creo que deberíamos asimilarlo al más secular de Solidaridad entre humanos (trascendiendo el vínculo familiar y su concepción freudiana ulterior), tendencia frecuentemente asimilada en el seno de las sociedades en su cotidianidad. Menos común en las clases dirigentes, prevaleciendo generalmente en las mismas - tanto sociales, políticas, civiles- intereses mezquinos, asociados a los personales. Tal solidaridad implica día a día un esfuerzo inmenso que requiere de otro factor a incorporar a la tríada gala: IDONEIDAD, para garantizar que tal esfuerzo no sea en vano (¡bah! un seguro como rige en el capitalismo).

            Evidentemente la solidaridad ha sido asociada a la pobreza, dado que según los teóricos del capitalismo la sumatoria del esfuerzo individual nos conduciría al progreso económico. Se es pobre porque se quiere. La sociedad les da la posibilidad de crecer sin techo, no siendo justo que sean ayudados los que no se esfuercen para obtener un lugar entre los pudientes. Siempre recuerdo a una de las adláteres nativas del liberalismo económico que adoraba a su padre, expresando su admiración por el mismo, considerándolo un ídolo. No sé si su Edipo privilegiaba su vida que sus postulados liberales, ya que el padre era portero de un edificio. Humilde, pero si la tenía más clara que su hija: se deslomo para que ella obtuviera un título profesional…como millones de progenitores de igual condición socio-económica en la historia humana que contribuyeron a la constitución descomunal de las clases medias existentes.

            Al presente, la concordancia del crecimiento poblacional, con el mayor acceso a la educación de las mismas en todos los niveles y los recursos socio-tecnológicos existentes, permiten establecer que los seres humanos valoran la colaboración entre los mismos hacia objetivos deseados en común. Que privilegian ser justos que una actitud egoísta, demostrado en innumerables estudios científicos/universitarios. Se rigen por un principio muy simple y razonable que implica justicia: “no hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti”. Esto corroborado con instrumentos magnéticos que al actuar solidariamente iluminan/resaltan las áreas del cerebro correspondientes al neocortex, contrarias a una actitud egoísta (emocional/reptiliano). La solidaridad con los pueblos en los que la indigencia es persistente/estructural, como la manifestada ante catástrofes naturales u originadas por la barbarie humana es una constante universal, como hemos expuesto precedentemente, arraigadas en el seno social que en las clases dirigentes, a las que generalmente no les queda otra que acompañar a sus votantes…


            El preludio expuesto, nos remite a considerar seriamente la imperiosa necesidad que los cargos de mayor responsabilidad social estén ocupados por sujetos idóneos. Es decir Apropiados para conducir las organizaciones trascendentes en las sociedades. Siendo las de orden político las de mayor eficacia, ya que conducirán –nada menos- nuestros destinos, administrando el bien común. En mi ensayo insignia, he desarrollado las diferencias entre idoneidad e inteligencia. Esta forma parte de aquella, siendo mayor su incidencia en relación a la complejidad del metier en el cual se desarrollara. Lo apropiado para los mayores niveles de idoneidad incluye un nivel de equilibrio emocional (en los términos de Goleman) a las cualidades de pensamiento abstracto, global y sistémico (los analistas simbólicos de Reich) que caracterizan a los niveles superiores de inteligencia humana (identificando correctamente los problemas y su solución consecuente), conformando su interrelación positiva en un sujeto INTEGRO. Cuando tal interrelación es deficiente, en cualquiera de sus componentes (inteligencia/emoción) prevalecen los intereses personales, racionalizados, sobre los pertinentes al interés común. Léase los INAPROPIADOS, a quienes les falta algo, no así a los íntegros que son completos por definición. Lamentablemente la mayoría de los dirigentes políticos trasfronteras están incluidos en esta categoría de inapropiados y así nos va…

            Dado que el número de los sujetos Íntegros –hablando de niveles superiores- es ínfimo y humanos al fin, deben ser reconocidos por sus pares de un escalón inferior en una organización estructurada consensuadamente en equipos interdisciplinarios y disciplinarios interrelacionados. Es decir, jerárquico consensuada en toda su estratificación – en todos sus niveles- garantizando que los cuadros superiores, cualquiera sea su grado, sean convalidados en su ejercicio del poder que le ha sido demandado por sus subordinados. En definitiva tomar la organización sistémica como un todo, cuyas partes lo conforman y dan sentido al mismo. Pensemos como se reiría el corazón si el cerebro se creería el rey, y así el hígado, riñones, pulmones, etc., etc… ( ver punto 6 del ensayo aludido)

Ruego disculpen esta digresión pero no había hallado hasta el presente una definición adecuada distintiva entre los que nos conducen y aquellos que deberían hacerlo (Inapropiados vs. Íntegros).

 

Gracias por su atención.

 

Francisco Alberto Scioscia                                                      

 Aportes e interrogantes ciudadanos, 057 febrero de 2017.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

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