INSEGURIDAD

              

No hay duda alguna que el oficialismo pretende desviar el tema económico hacia la seguridad. Para ello dicta decretos, resoluciones, etc. que implican cambios polémicos para la ciudadanía y las instituciones. Así tenemos – luego del exitoso control de seguridad en el G-20- un protocolo que determina las pautas para los agentes federales en el uso de sus armas, incluyendo suprimir el antiquísimo alto el fuego, el cual en la práctica implicaba invertir las balas en el cargador, colocando la bala nº 1 en segundo lugar y en primer término la nº 2. Es decir, nada novedoso (¿quién podía comprobar tal inversión en la estampida sucesiva?), llevando la victima la bala nº 2 y también la uno si fuese necesario. Por suerte un poco de coherencia en la provincia, que descartó utilizar tal metodología, argumentando que sus hombres no tenían la suficiente instrucción, como ser la de tiro. Chocobar, el agente provincial que le dio al agresor del turista yanqui, disparó siete tiros y solo le dio de carambola al rebotar la bala en el suelo y pegar en su espalda, falleciendo el delincuente ulteriormente en el hospital. Otra medida, fue la de bajar los años de imputabilidad de los menores a los 15 años. Por ahora, la última, la utilización de pistolas Taser (eléctricas), que paralizan al delincuente con electroshock, de uso habitual en varios países (y hay más, como promocionar como un globo de ensayo a la ministra de seguridad Patricia Bullrich acompañando a Macri en la fórmula del PEN en octubre próximo). Exceptuando a Vidal que no adhirió al protocolo, todos los temas son controvertibles. Es decir, que estarán en la agenda cotidiana, sean correctos o no, además de haber sido judicializados (desde que deben ser por ley hasta su inconstitucionalidad). Veremos… todo es posible en la Argentina. Lo preocupante es que nadie cree que con estas medidas se reducirán los hechos de inseguridad, que no solo nos atemorizan cotidianamente sino que nos asombran por la variedad de los delitos, y van in crescendo según las estadísticas en lo que va del novel año ¿ Marketing o realidad?

Un recordatorio para los marquetineros del gobierno: en la década del 90, siglo pasado, se reunieron dos estrellas fulgurantes para tratar, por supuesto, la agenda del mundo. La entrevista entre Bill Clinton presidente de EE.UU. y Tony Blair primer ministro británico, decidió de común acuerdo no tratar la inseguridad – fenómeno trasfronteras, por entonces sin terrorismo- dado que esta devenía de la falta de trabajo. Primero éste y consecuentemente reduciría el impacto de aquella. Razonable, sin objeciones, aunque aquí hubo voces que aludían a las drogas y los vínculos familiares degradados. La marginalidad engendra inseguridad, nos guste o no.

          Evidentemente nadie en el gobierno puede afirmar, pues no les queda otra, que el 2019 será un boom en lo económico, como se pretende, con el consecuente optimismo, comenzando por el Presidente. Puede haber indicios que presuman tal euforia: la cooperación de EE.UU. en los PPP (Participación Pública-Privada), empantanados por el involucramiento de la mayoría de las empresas adjudicadas de tales obras públicas en el Cuadernogate; una gran cosecha de granos; un potencial crecimiento de Brasil, y nuevos agentes exportadores en frutas y biotecnología, etc. (otros “brotes verdes”) que mejoraran el déficit comercial. Esto está avalado por economistas no oficialistas, lo cual podría dar un tinte de credibilidad. Rebobinando, los argentinos somos crédulos cuando los indicios tienen cierto grado de solvencia. Recordemos Menem- Cavallo, con la convertibilidad y eliminando la inflación galopante recibida del gobierno precedente; el plan Austral que se anunció tibiamente, pensando que sería un castigo y fue aceptado tras los fallidos intentos en mejorar la situación social. Y el mismísimo gradualismo del actual gobierno, reflejado en el resultado electoral de las parlamentarias de octubre ppdo.  No así las drásticas medidas del presente, que todavía no se palpan, dada las fallas sistemáticas del gobierno precedentemente, rayanas a la impericia, con un control provisorio cambiario aparentemente exitoso, que su desmadre precedente nos llevó a una inflación que roza el 50%. Pero Argentina es imprevisible, dado que la oposición brilla por su ausencia. Tendría que haber una hecatombe mayúscula para que el kirchnerismo vuelva al poder, o las otras opciones del peronismo alternativo. Y no sé si la candidata es Cristina, pues nadie se tropieza dos veces seguidas con el mismo proceso político y corrupto (¿o sí?). Es lamentable que al día de hoy, sigan siendo dos fracasos los postulantes con mayores intenciones de voto. Ni populistas ni empresarios han llevado a buen puerto a nuestro país…

         

          Gracias por su atención.

 

Francisco Alberto Scioscia                                                     

 Aportes e interrogantes ciudadanos, 087 enero 20 de 2018.-                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

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