2.6  Organización socio-política representativa. 

 

           

 

         Cotidianamente vivimos preocupados por diversos sucesos, que nos involucran como ciudadanos. Desde un bache que nos arruina el auto; un asalto a mano armada en el vecindario; un notorio y arbitrario fallo judicial; o un nuevo impuesto. Todo ello depende del poder político que nos representa. Aunque los procesos de cambio deben emerger del seno social, será en el plano político que se podrán imponer y no precisamente por los actuales. Si bregamos por imponer socialmente un modelo de organización jerárquicamente idónea, consensuada y participativa, no habrá mejor ejemplo que construir progresivamente una organización política que sintetice tales conceptos.  Esto implica una diferenciación entre las reglas del juego político entre los partidos y las que corresponden a sus internas partidarias. El proceso general eleccionario tiene reglas claras y unívocas: gana el que tiene más votos, más aún con las modificaciones constitucionales del '94 (anulación de las formas indirectas). Tal sistema, siempre perfectible, impide la distorsión mayoritaria del voto del pueblo. No así las internas partidarias, cuyos funestos mecanismos se fagocitan lo mejor de las intenciones ciudadanas.


                                                                              

         Nuestro objetivo debe ser organizarnos socialmente en forma diferente - léase inteligentemente- a lo existente. Generar una representación política idónea, consustanciada con los intereses de la cual deviene, constatada la misma en el ejercicio del poder político. Las declamaciones no bastan, debemos predicar con el ejemplo, casi en extinción en estas épocas. Nuestros hijos adolescentes, sustentados en modelos de exhibición, observan con desconfianza cualquier parámetro que no se encuadre en los mismos. Tienen en su mira la conducta de los adultos. Fallamos tantas veces que resulta difícil que nos crean lo que declamamos y no hacemos. Aunque el ejemplo familiar sea bueno, el contexto lo supera, incidiendo subliminalmente. Recuerdo que siempre intenté ser un buen directivo estatal, pero aun lográndolo, percibía lo inútil de tal esfuerzo, cuando mis superiores mostraban facetas harto objetables que ellos creían inobservables - para sus conciencias- no para quienes los tenían en la mira. Estas conductas se dan frecuentemente en todos los ámbitos de nuestra sociedad, ha proliferado el chambonaje. Esto de hacer de... es el peor de los mensajes que hemos proyectado en nuestros descendientes. Y no sé si será la madre de su presunta indolencia/escepticismo que le cuestionamos habitualmente, como un hecho ajeno a nuestras responsabilidades.

        

         Cuando aludo a la influencia subliminal del ejemplo, no puedo evitar recordar este suceso que es un modelo: corría el '82, el entonces ministro de economía deslizó un error en la deuda externa - que nos agobiaba en ese entonces- omitiendo días antes adicionar en su anuncio la cantidad de 5.000 millones de dólares. El humor  gráfico del día  siguiente lo reflejaba:  en un cuadro mostrábase a dos empleados de una oficina común, tratando vanamente de hallar una diferencia de caja en horas de la madrugada. Uno de ellos le expresa al otro: "vamos a casa, mira el ministro la diferencia que tiene y puede dormir". Más que un chiste, es una caricatura de la realidad que nos toca vivir. La conducta de nuestros representantes que afectan solapadamente nuestra cotidianidad. Como dijera un famoso psicoanalista televisivo: que puede esperar una sociedad que ve usurpado su poder soberano por un golpe militar, asumiendo su representación por periodos ajustados a la voluntad de los mismos. Un mensaje subliminal de terror, bananero, que socava cualquier modelo de autoridad moral, ya sea real o formal.

        

         Nuestros desvelos ciudadanos no son inmodificables. Debemos revisar nuestros actos y hallar soluciones a los mismos. Cuando enfrentamos situaciones que revisten gravedad en nuestro ámbito de referencia y que afectan al conjunto - notoria e indiscutiblemente- asumen la iniciativa aquellos hombres que mayor prestigio posee, ganado cotidianamente. Consecuentemente, exponen con mayor claridad las soluciones percibidas, logrando el consenso respectivo. Las circunstancias de crisis del conjunto impiden la emergencia de conductas objetables que no sean percibidas como conducentes al logro de los objetivos perseguidos colectivamente. En otras palabras, dejamos de lado las chicanas típicas de situaciones ordinarias, dado que en tales circunstancias no nos afectan directamente. Perón aludía que los economistas italianos de posguerra poseían un elevado nivel, producto de tener que abordar su temática con crudeza y con escaso margen de error. En fin, la realidad cuanto más cruel, nos exige conductas apropiadas. Pero sin crisis, actuamos distendidos, delegando responsabilidades sin medir consecuencias.

                                                                             

         Generalmente, en oportunidad de elegir un directivo que nos represente en cualquier actividad, hacemos prevalecer quien esta dispuesto a hacerlo, sobre quienes poseen más idoneidad para el cargo. Esto sucede por lo siguiente: los de mayor capacidad se autoexcluyen, ya sean por razones de no restar tiempo a su desarrollo personal/familiar, o de seguridad, u otra causa justificable. Así delegamos en otros constantemente, ostentando éstos un nivel inferior al que deberían tener. Quienes si sacrifican su tiempo personal, o riesgos inherentes al cargo, luego en ejercicio del mismo, se lo cobran - conciente o inconcientemente- ya sea sobredimensionando su rol, atribuciones o monetariamente (elija Ud., por derecha o izquierda). Ulteriormente, consumados tales despropósitos, los fustigamos severamente tanto idóneos autoexcluidos como los que asintieron tal situación. Un mecanismo habitual de los humanos y por ello no menos estúpido.

        

         El factor tiempo debe ser una variable a resolver inteligentemente. Pensemos que ya ni las grandes corporaciones ven bien el excesivo tiempo que le quitamos a lo personal. Si debemos recurrir a quienes poseen un mayor grado de idoneidad, para que nos representen productivamente, debemos fijar estrategias que privilegien esa regla: Mínimo tiempo insumido, sin excesos  que generen autoexclusión o falsos derechos.

 

            Todo ciudadano debe evaluar la posibilidad de participar productivamente en su actividad socio-política. Desde su simple adhesión a quienes lo representan cabalmente, hasta la participación activa aportando sus conocimientos al conjunto social que los incluye. Delegar en otros los que nos afecta diariamente, no es un buen negocio. El abc político: la administración del bien común, exige un replanteo del nivel de representación actual que afecta a uno-todos.

 

          Bosquejemos un factible/perfectible mecanismo social selectivo diferente al existente. En primer término, adherimos a una organización social que exprese el objetivo expuesto: libertad, igualdad, solidaridad e idoneidad. Simultáneamente, tales adherentes seleccionarán a aquellas personas que hayan logrado prestigiarse en su ámbito de referencia, adheridos o no a la organización social en creación. Esta definiendo a los potenciales miembros de la conducción o técnicos, de la organización con la cual se ha identificado. Esto más allá de lo correcto o no de su elección. O que alguno se autopostule para su propio beneficio, o realmente se sienta capacitado. Como en toda actividad, en su ejercicio, hay códigos que delatan a quienes no manejan la misma. Aquí ocurrirá lo mismo.

        

         Definidos los adherentes y preseleccionados, se procederá a realizar reuniones zonales. En estas se definirán los mecanismos de interrelación, intereses sectoriales y generales. Del proceso deliberativo emergerán los cuadros superiores y técnicos zonales. Extensiones regionales y nacional.

        

         Personalmente, imagino una organización social sustentada en un trípode interactuante:

 

-          La masa adherente consustanciada con el proyecto.

 

-   Los cuadros superiores preseleccionados, depurados y

     zonalmente convalidados por los respectivos adherentes.

 

-  Cuadros técnicos agrupados por actividades afines. De

    participación voluntaria, sin exclusiones. Incluyendo a las organizaciones existentes en su especialidad que quieran participar, adheridas o no. Su finalidad será la de proveer información veraz. Su desarrollo y organización condicionado al aporte de sus integrantes.

        

         La vinculación entre estos tres sectores y con la sociedad en general, se haría a través de un medio de comunicación. Podría ser gráfico, semanal/mensual, o cualquier otro apropiado. Su finalidad múltiple: opinar sobre los temas que le competen en general a la sociedad, aunando información veraz provista en lo posible por nuestros cuadros técnicos. Soldar opinión con hechos objetivos. Fomentar el debate en el seno social. En cuanto a la organización comunicar los desarrollos zonales y técnicos, como los generales en el ámbito regional y  nacional.

        

         La constitución de tal organización veríase facilitada con la tecnología actual, posibilitando una interacción acotada, al conformarse una red interpersonal e informativa. Tal estructuración reducirá las reuniones grupales y la estructura administrativa pertinente. Debe considerarse que una organización de tal diversidad debe/puede generar recursos genuinos. Estos financiarán las cargas de trabajo de sus integrantes, adheridos o no (se privilegiará la idoneidad respectiva), como cualquier otro emprendimiento coherente a sus fines. El aporte económico individual se limitará a la adquisición del medio de comunicación, a valor de mercado y asumir los cargos menores en telecomunicaciones a que hubiere a lugar.

        

         En otro orden, los cuadros técnicos podrán emitir videos para distribuir en los circuitos ordinarios, con información fehaciente de temas en debate. Conceptos esclarecedores y confrontaciones entre especialistas en tal temática, fundamentalmente con enfoques opuestos. Esto permitirá difundir información no limitada al ritmo televisivo, o en horarios inadecuados. En fin, que no nos sea impuesta o restrictiva al criterio de otros.

                                                                              

         Un aspecto fundamental será fomentar la integración de conocimientos multidisciplinarios, con el objeto de transferir metodología de un campo a otro, facilitando el crecimiento intelectual de sus participantes. Una red de conocimientos particulares/generales, que pueda registrarse/acumularse, actuando como fuente de inspiración y/o disparador de nuevas soluciones e interrogantes.

        

         Todo este proceso interactuante - cuadros superiores, técnicos, órgano de difusión, etc.- irá definiendo a los futuros candidatos a cargos políticos en sus respectivas jurisdicciones. Ajustados a los parámetros de la organización, sostenidos por fuentes de información zonal y técnica. Es decir, lograr el mayor grado de consustanciación con nuestra sociedad, como de idoneidad, fomentando el modelo de organización inteligente aludido y con información de primer nivel. Esto es factible, no utópico.

           

            Reitero, que el nivel de representación política es un emergente de la acción social. Cuando leemos o escuchamos el término política resulta imposible no asociarlo a las aciagas experiencias registradas en nuestra memoria y el rechazo visceral al mismo. Debemos tener claro que lo esencial de nuestra propuesta es lo social y lo político es su emergente/dependiente. Hallar las formas equilibradas/armónicas y productivas de interrelacionar ambos niveles será el desafío de nuestra época.

        

         La constitución de esta organización requiere de una estructuración administrativa, que he omitido intencionalmente para no densificar el presente texto. En el apéndice, se explicitan los mecanismos que permitirían su conformación. Durante años rumie mi disgusto/impotencia hacia los políticos, pero solo cuando pude vislumbrar esta idea relativa a la creación de una organización socio-política como la esbozada, emergió este ensayo-manifiesto. Ensayo, dadas mis limitaciones a tratar un tema de tal envergadura. Manifiesto, pues sus propuestas indudablemente interesan a la mayoría, las compartan o no. Cuánto se podrían enriquecer o reformular estas proposiciones, en el debate y la confrontación.

        

         ¿ Cuál es el riesgo de conformar una organización de esta naturaleza? ¿ el fracaso?. Será otro más. Estimo que no es suficiente excusa ante lo que esta en juego: nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Renegamos constantemente de los políticos, transformemos esa rumia en aporte productivo, ajustado a nuestras posibilidades. Quienes nacimos en posguerra y mamamos que un mundo era posible con nuestro esfuerzo, nos merecemos otra oportunidad. Rectificando errores del pasado archivando casetes que la realidad superó, actuando en definitiva con inteligencia. Hacer posible nuestros anhelos de una representación política consustanciada con su sociedad y con la capacidad intelectual para hallar las soluciones viables a la problemática que le corresponda abarcar. Y si se fallara, servirá para que en el futuro otros rectifiquen nuestros errores. Este será nuestro legado aún en el fracaso.

        

 

 

Punto 2.7: Esquema general del proyecto