Editorial: Representatividad : ¿ Para qué ? |
Ha sido una constante en
el siglo pasado afinar los mecanismos electorales que permitieran el mayor
grado de representatividad, en virtud de las demandas ciudadanas en la
materia. Evidentemente no satisfechas, generadoras del descrédito político
vigente (trasfronteras). Curiosamente esta en las propias manos de los
desacreditados buscar las soluciones correctivas ¿Los lobos
cuidando el rebaño? No es un mecanismo muy
lúcido... No todos
los políticos son iguales. Algunos, minoritariamente, perciben adecuadamente
y/o comparten aquellas demandas, obligando a sus pares a buscar soluciones
transaccionales entre sus intereses sectoriales y/o particulares y los irreversibles de la ciudadanía. En tales términos
fue elevado un proyecto de reforma a las listas sabanas en la legislatura
porteña. Este estipula un 40% del modelo sabanistico anterior y un 60 para la
elección directa de los representantes zonales ( dividida La demanda
es clara e incuestionable: el mayor grado de transparencia en la
representatividad de los dirigentes políticos seleccionados ¿ Pero para qué? Desde
siempre las listas sabanas fueron objetables, pareciendo razonable que fueran
reemplazándolas por dirigentes de los respectivos distritos electorales. No
será la solución ideal pero es mejor que ese amorfo sistema de representación
proporcional tan ajeno a los intereses de los respectivos barrios o zonas. Mi
interrogante obedece a que tan importante - o más- que la representatividad es la labor que le compete a los
legisladores. Afinados los mecanismos eleccionarios se podrá lograr mejores
representantes, pero si estos no cumplen con su labor adecuadamente no se
cerrará un circulo coherente, manteniéndose la desesperanza / frustración en
que están inmersos los dirigentes políticos. Representatividad e
Idoneidad son un par indisoluble ¿ Será la hora - o el siglo- de privilegiar
la idoneidad? Solo así se tendrá confianza en los representantes: idoneidad y
trasparencia en su gestión de gobierno. Para esto deben
definirse previamente las tareas a ejecutar y luego los expertos necesarios
para tal fin. Un mecanismo elemental que nadie omite en su quehacer
particular o laboral, pero que en el estado es inverso / perverso. Tomemos
como ejemplo la legislatura porteña. Cual es su misión general: legislar
sobre los distintos aspectos que hacen a la vida social en general
(educación, salud, seguridad, vivienda, urbanismo, derechos, etc.). Es decir
quehaceres específicos que requieren de expertos en tales materias. Cuando
mayor idoneidad tengan los especialistas, mejor serán las soluciones a
aportar a la comunidad e interceptarse apropiadamente con las demandas
ciudadanas. Con solo invertir el orden es totalmente
factible. Primero debemos definir las respectivas comisiones que tendrán a
cargo esos distintos aspectos - de hecho ya existen- de interés general , su número según importancia y el perfil
profesional de sus integrantes. Cada partido conformará sus listas con
idóneos en cada una de las comisiones, privilegiando el conocimiento a las
virtudes partidarias. La ciudadanía votará los hombres que ella estime más
convenientes / idóneos según aspecto a tratar. Así quedaran conformados
equipos de trabajos con nivel profesional, seguramente extrapartidarios para
lograr mayor competitividad sobre los otros partidos. No sé si sería
razonable en este esquema la posibilidad simultanea de presentación por sí
mismo de los profesionales, más allá de la estructura partidaria... para pensar/instrumentar.
Los miembros de los equipos disciplinarios seleccionados tendrán igual nivel
de responsabilidades, con un presidente - ¿el mayor votado? y
consensuado por el resto- que representará a la comisión en temas
que trascienden a lo especifico. Así tendríamos un equipo disciplinario
autocontralado y autovalorado propio de las organizaciones no piramidales modernas, puliendo y ajustando los excesos individuales de cualquier índole. La subjetividad caracteriza a los humanos, el trabajo en equipos idóneos
permite que emerja la objetividad (o lo más
parecido). Asimismo la conformación de un equipo multidisciplinario - presidentes de cada comisión- garantizará una
cosmovisión múltiple de los distintos aspectos a tratar que trascienden lo
especifico de las comisiones, enriqueciéndolos. SIN SENTIDO: tenemos que elegir los más capacitados y nos tenemos que conformar
con semi-sabanas inespecíficas o zonas tan arbitrarias como las cuatro
definidas (?). Esto pasa
por dejar a los lobos cuidando el rebaño. Los idóneos que deben
representar a la ciudadanía deben emerger de la praxis social, no de los
cargos distribuidos en las funestas internas partidarias, que se fagocitan lo
mejor de las intenciones ciudadanas. En fin : la demanda esta clara,
la oferta es deficiente. Para mayor información sobre los sistemas
parlamentarios ver Algunas reflexiones sobre el sistema parlamentario. |