Editorial
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Salir al ruedo en el
mes de elecciones presidenciales, en un periódico de carácter socio-político
implica un desafío, dado que exige definiciones. En nuestro caso, dado que el
proyecto que involucra al mismo implica revertir las reglas del juego
político existente - partiendo de lo social a lo partidario- poca importa el
resultado del mismo. Este es un "camino-solución" sinuoso y
extenso, que solo podrá recorrerse en participación solidaria, progresiva e
inteligente. Cualquiera fuese el resultado electoral en nada modificaría
nuestra ruta. También eludir el "bulto" sería como tapar el
sol con las manos... Salgamos a la cancha: Los publicitarios de
la Alianza deben creer que el repunte en los últimos meses obedece a sus
mensajes televisivos, meras expresiones de deseos que a las realidades que
deberán afrontar si llegan al gobierno. Parece la versión 99 del eslogan
menemista "Síganme que no los voy a defraudar". En esta frustración
debe iniciarse el factible triunfo aliancista que en esa publicidad que "le
aconsejan". Todos aceptan, sotto voce, que si dicen la verdad de sus
futuras políticas no los votaría nadie, menospreciando al ciudadano. No
pueden captar el "hambre" de la gente por la transparencia y
coherencia reclamada a los/sus dirigentes. Este subestimado pueblo - fenómeno
trasfronteras- tiene claro en que consisten las campañas políticas,
fundamentalmente mediáticas, cuya moneda corriente es la hipocresía,
expuesta en tales expresiones de deseos; en esta se incluye el creído
desaburrimiento del candidato, como sí tuviese importancia: ¿ a quien le
gusta que lo viole un simpático...? Hasta los pibes cargan al radical
vocalizando aburridamente tal negativa, festejada por la gran mayoría sin
discriminación de intención de voto y sin desmerecer al dirigente. Sumémosle
la impotencia de ver gastar millones, que sí pueden servir para paliar lo
social dado que el gasto en general no es poco, como lo irreversible de las mismas
(léase suprimirlas). Francamente lo que me preocupa es la incapacidad
dirigente de captación de las genuinas demandas del ciudadano, totalmente
alejadas de los contenidos de la campaña aliancista . "Dick" (el
director de campaña norteamericano), alude a que un candidato gana por lo que
representa en el inició de la campaña, la cual debe mantener tal diferencia.
Y esta en el imaginario colectivo nativo la imagen de honestidad, cierta
coherencia y no mentir del candidato. Pero excluido estos, que es mucho en
estas épocas, ,es igual a todos en su triste forma de "ver" la
política denostada por la mayoría ciudadana. Llena de promesas irrealizables
para un candidato que no mostró dotes de estadista en toda su carrera,
inclusive en su actual gestión manifiestamente ordenancista (frente a la
desastrosa menemista precedente) y bien publicitada. La gente impotente por
no poder hallar respuestas individuales ni interlocutores sociales validos
acrecentando su desesperanza, que ya es crónica. Aludo casi en
exclusiva a la alianza en cuanto a campaña política tradicional, dado que
sorpresivamente Duda (el asesor brasileño del PJ) rompe con los estándares en
la materia (no le quedaba otra al candidato). Puntual y agresiva con
propuestas que en otro contexto podrían resultar potables y que quien las
debería compartir no lo hace (MENEM/PEN), omisión de grueso calibre que actúa
subliminalmente en el pensamiento colectivo. Con socios así no necesita
rivales... La crisis socioeconómica estaba instalada antes de que Duhalde comenzara
su declive, estando a tan pocos puntos de De la Rúa a mediados de año y que
uno empezaba a sospechar que nada podría ofrecer - y no lo hizo- el radical
para que aquel lo alcanzara. Convalida esto que los gurúes económicos nativos
y foráneos no atinan a comprender la caída en las ventas, aduciendo una
sobrerreacción del mercado. Brasil y su devaluación impactaron pero no pueden
determinar el deterioro ya que las exportaciones afectan a un radio que no
justifica el mismo. Así que habrá que buscar en otros argumentos la debacle
peronista, más cercana a las incoherencias dentro del mismo partido, sumadas
a que ya tuvieron su oportunidad y no la supieron aprovechar, a lo
persistente de la crisis, un golpecito ( o la gota que faltaba...) de Villa Ramallo,
lo que en conjunto es mucho per se... En fin, todo indica
que la Alianza será el ganador, garantizando mayor transparencia en su
gestión y se presupone que no incurrirán en las gruesas - y negadas-
desprolijidades menemistas. Pero nada más... (por este número).
Francisco
Alberto Scioscia
Numero 1 del 1/10/99
www.redsoleido.com.ar
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