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El campo en el cual incursiono - las
ciencias sociales- tienen en este nuevo milenio una responsabilidad aún
mayor que el resto de las disciplinas científicas más experimentadas. Estas
han alcanzado un inusitado progreso en el siglo XX,
determinando un mayor retroceso comparativo en las ciencias del hombre y su
inserción social, que el acontecido
previamente. Ser juez y parte resulta un enigma de difícil dilucidación
para los humanos. Ser objetivo en el análisis de su propia naturaleza
parece un fin lejano a sus recursos actuales, cada vez más retraído en sus sentimientos.
Cuando las emociones y el pensamiento emergen simultáneamente, invalidan las
conductas operativas consecuentes (no así cuando la emoción actúa como
disparador del pensamiento). Tal interferencia, generalmente, es
imperceptible para el sujeto, llevándolo a racionalizaciones teñidas de
espasmos emocionales no concientes
para el sujeto. Clara y frecuentemente observable en cualquier nivel
humano - incluyendo el científico- y peor en aquellos que se defienden
intereses - más vinculados a nuestros sentimientos- con argumentos
racionales interferidos emocionalmente, que lo invalidan. Sumémosle a esta
limitación, las dificultades en la experimentación inherentes al estudio del
hombre y/o sus modalidades de inserción social que impiden reproducir efectivamente
en laboratorio las variables intervinientes en los suceso de tal naturaleza,
individual o grupal. Tales restricciones justifican lo tardío del progreso en
el conocimiento humano. Convengamos que es solo una parte, dado que juegan
otros factores propios a la subjetividad del hombre y su lado oscuro,
extremadamente frecuente en los dirigentes de mayor responsabilidad social.
Invertir en Investigación y Desarrollo en la ciencias del hombre y su
interacción social debe ser prioritario dada su incidencia ulterior en el
seno comunitario. Realmente un punto ciego, ya que resulta inexplicable
que siendo el hombre el núcleo de cualquier proceso - directa o
indirectamente- se tenga tan pobre conocimiento de sus propiedades y se
haga tan poco para lograrlo. Resultaría razonablemente inabordable
cualquier proyecto en el cual no se tenga dominio de la materia prima
involucrada... Cotidianamente padecemos de una contradicción
insuperada al momento: aspiramos a que los cargos de mayor responsabilidad
social estén en manos de quienes ostenten niveles de idoneidad acordes, pero
obviamente no es así. Tenemos el problema pero no su solución ¿ Como soslayar todos los factores
expuestos que subordinan cualquier otro que nos acontece? Simple:
como humanos omitimos considerar todo aquello que nos supera. Como en nuestra vida privada, todo
lo trascendente que omitimos hoy, por excedernos, luego, nos vuelve con mayor
virulencia... Que no hallemos respuestas adecuadas no implica
que los problemas no existan. Omitirlos
es un pésimo negocio humano. Aunque lentamente, siempre se
avanza. Las investigaciones en inteligencia emocional (IE), que privilegian a ésta sobre el cociente
intelectual (CI), nos van
indicando un camino más propicio en las limitaciones e interferencias de
nuestros sentimientos en el pensamiento operativo. En este último siglo una
de las "verdades develadas" es el trabajo en equipo,
sustento del vertiginoso crecimiento en el conocimiento científico y técnico.
La subjetividad nos es inherente
como humanos, pero la labor grupal permite que emerja la objetividad, que nos
trasciende como sujetos. Aunque el futuro pueda ser más auspicioso,
resultará del esfuerzo del presente esbozar una teoría que de respuestas
satisfactorias a las conducta humana tanto individual como grupal. En un
análisis prospectivo diría que estamos en los albores, dado que falta
muchísimo por experimentar en el hombre y su interacción social. Los
avances en telecomunicaciones e informática serán recursos formidables para
aventurar avances importantes en la integración del conocimiento
multidisciplinario, base del progreso del conocimiento. Coherentemente con lo expuesto, el proyecto
de crear una red socio-tecnológica informativa e intelectual de integración
multidisciplinaria, sustentada en los principios de Solidaridad e
Idoneidad ( Francisco Alberto Scioscia Nota: copia de
esta Carta Abierta como el artículo aludido precedentemente, serán
remitidos a la brevedad a los decanos y rectores de las Universidades
argentinas y Latinoamericanas. |