LA IDONEIDAD : el cuarto principio que complementa la triada revolucionaria gala como seguridad de la especie 

    ESTE ARTICULO FUE REINSERTADO EN EL ENSAYO DE SISTEMATIZACION DE LOS FUNDAMENTOS DEL PROYECTO RED SOLEIDO. Es preferible redireccionarse al mismo a los efectos de lograr un trabajo más acabado que el que se transcribe  posteriormente. Mis disculpas. Ver punto 4 del ensayo aludido ( MatriZ SOLeIDO)

        

Más allá de los patrones psicosociales y genéticos de auto conservación y preservación de la especie desarrollados en su evolución filogenética, considerados al presente como suficientes y perfeccionables para adaptarse a su hábitat, resta un largo proceso cultural vinculado al campo social. La revolución francesa de fines del siglo XVIII realizó aportes fundamentales en tal campo, incorporando los principios de Libertad e Igualdad, e iniciando el proceso de su internalización en las sociedades. Los mismos atañen a los individuos que la componen, siendo un cruento aprendizaje: en la historia humana nadie estuvo exento de ser discriminado oportunamente, ya sea por raza, posición económica, sexo, nacionalidad, ideología, religión o cualquier otra barbaridad tan propensa en los humanos. Aunque lejos de su plena implementación, difícil y públicamente quien tenga algún tipo de responsabilidad social pueda objetarlos. Los mismos están enraizados en las clases medias como derechos inalienables como ciudadanos, actuando como portadoras y centinelas de su mensaje. Aunque - como en nuestras pampas al presente- perdamos los recursos económicos que caracterizan a la clase, no así los conceptos  que sustentan tales principios. En fin, Libertad e Igualdad es “negocio”, convenientes para los humanos, ergo para la seguridad de la especie.

La Solidaridad, el equivalente al fraterno francés, mejor definido operativamente, no ha logrado aún el pleno consenso social. Causas muy poderosos se interponen, fundamentalmente ideológicas y económicas. Asociada a la izquierda, el gremialismo y la pobreza es un principio repudiado por los acérrimos liberales de los siglos precedentes ¿ Que sería de su aserto preferido?: se es pobre porque se quiere. Un anacronismo conceptual que en el transcurso de este siglo se irá disipando hasta su extinción (del concepto y sus portadores...). Pensar que el sentimiento de desprecio les impide ver que ser solidario es la base de una de las operatorias del sistema capitalista: en términos económico-financieros equivale al de seguro ( poner una parte, cuyo total reaseguraría - del siniestro posible- a cada uno de los coparticipantes). Evidentemente un negocio que involucra lo particular y general brillantemente, sin exclusiones.

Pero la Solidaridad no es solo un negocio, es un sentimiento. Prácticas científicas han demostrado que experimentarlo produce reacciones físicas y emocionales positivas que aquellos que no lo suscitan. Quien no haya apreciado la sensación del deber cumplido hacia los otros, francamente no ha vivido nada. La solidaridad puede ser vivenciada desde la mezquindad ( esperando ser beneficiado en el futuro por su aporte presente) hasta la de “dar” a otro sin especulación alguna.  Diría que hay tres tipos de orgasmos, la máxima sensación de placer humano: el más “fácil” de conseguir periódicamente, el solidario no especulativo y el intelectual, menos frecuentes.

Prodigar energías estimo que es contrario al beneficio mutuo. La solidaridad  es un acto de esfuerzo colectivo y el único reaseguro que esta  no sea en vano es su ejecución idónea, circunstancia para nada inusual. Hay razones valederas para desconfiar de los “iluminados”. Diría que mayoritariamente quienes han ostentado ser “superiores” han utilizado tal don en su beneficio personal y/o pretendido decidir por los “inferiores”, con las funestas consecuencias observadas. Semejantes experiencias justifican la aversión a tales “mentes superiores”. Sumémosle que definir quien es más inteligente que otro sigue siendo dificultoso ante la ausencia de un instrumento válido ( léase no subjetivo como al presente) y que afecta intereses personales y/o narcisísticos.

Pero hay otros ejemplos y son los que indican otra cosmovisión: aquellos que ponen al servicio de su organización – por ende la comunidad de inserción- tales dones superiores y aspiran a recibir sus recompensas por añadidura. Aquellos que discriminan sus intereses particulares de los objetivos deseados. Tal escisión es la que permite lograr el mayor nivel de perfomance humana, al impedir la interferencia de las emociones en su operar. Es más, creo que el mayor grado de inteligencia humana es aquel que pone sus dotes intelectuales al servicio de la organización-comunidad respectiva.

El concepto de idoneidad debe ser reconfigurado en otro contexto diferente al propiciado en esta era capitalista. Aunque cualquier estudio científico de la conducta humana puede analizarlo individualmente en su conflictiva, ello es válido como artificio-instrumento referencial. El hombre esta signado inequívocamente por la interacción con sus iguales: un ser social por excelencia desde su concepción. Por siglos nos han vendido al ser competitivo individual, actuando como “asesinos naturales” en la lucha por la supervivencia del más apto. Pobre Darwin, nunca pude comprender como un ser inteligente, adelantado a su época, fuese tan vilipendiado por estos liberales que adoran la competencia, pero son incompetentes en sus postulaciones supuestamente ineluctables, pero que no cierran. Transformaron su teoría en sincrónica, cuando a todas luces es diacrónica. Es decir a través del tiempo se produce el proceso selectivo del más apto, no en el mismo espacio y tiempo (léase mercado). Helena Cronin, cientista social que estudio por más de veinte años la teoría darwiniana, concluye que el autor consideraba que el desarrollo de las especies “inferiores” a la humana era la cooperación no la rivalidad. Es hora de revertir el principio de Adam Smith que el interés individual genera el bienestar colectivo. La historia nos demuestra que la solidaridad es mucho más negocio que el enfrentamiento, esto hasta probado científicamente en la medición de conductas de tal naturaleza como he aludido en este mismo texto. Aquello que antes podía ser un supuesto optimista, hoy es factible con el mapeo cerebral computarizado que lo ratifica. 

Convengamos que la idoneidad tiene niveles emparentados con la inteligencia. Pero su desarrollo esta vinculado al dominio del metier respectivo. Desde el más rudimentario oficio hasta el CEO de una empresa o el ejecutivo de un país. Ser - consustanciarse con su rol- no hacer de ... Estos requieren una sobreactuación agotante para simular ser lo que no son, en cualquier nivel de una organización como parte o dependiente de ella, como son los cuentapropietistas. Nada alentador para la calidad de vida aspirada. La existencia de estos chambones, por definición que hacen su labor torpemente, genera a su vez conductas también funestas en su ámbito de labor (obsecuencia, favoritismo, delegación inapropiada, etc.), que repercuten negativamente en el conjunto organizacional respectivo (corrupción, burocracia, toma de decisiones tardías, etc.). Es tan frecuente su presencia que la damos por descontada, sin percatarnos que es uno de los factores primordiales del malestar de la especie. Trabajo y educación, como una terapéutica complementaria podrían reinsertar satisfactoriamente al chambon...

           En fin, uno debe ser definido en una organización y por cierto inteligente para dar coherencia al sujeto y conjunto. Una organización que se tilde de tal, deber caracterizarse por ser  jerárquica-consensuada y participativa en todos sus niveles. Estructurada en equipos interdisciplinarios – fundamentalmente en la conducción estratégica superior- y disciplinarios, sostenidos en la autovaloración, autocontrol, como la contención. Que cada nivel inferior avale al superior por su mayor grado de idoneidad. SER una parte constitutiva, interrelacionadas con otras de distinto nivel, que por sí mismas, ninguna tendría su razón de existencia. Estimemos como se reiría el "corazón" si alguna vez el "cerebro" se creyera autónomo o que es el REY por su capacidad de pensar (ni que hablar del hígado, pulmones, etc). Nadie ni nada, es superior por sí mismo. Se lo es por el consenso que los otros le dan y le quitan, siendo partes de un todo que los involucra. En fin realizarse individualmente en una organización, que a su vez se realiza en la comunidad de pertenencia.

En definitiva, ambos conceptos - solidaridad e idoneidad- nos vinculan a lo colectivo y operativo, conformando principios totalmente compatibles con la seguridad de la especie, como lo son igualdad y libertad ( aunque se vinculen más a lo individual, en resguardo a los excesos cometidos en la historia humana). Es decir son convenientes y compatibles con la idiosincrasia humana.

Evidentemente, hay un largo camino que recorrer. Hallar formas que puedan ser compatibles con la cosmovisión descripta. Esta no es una expresión de deseos sino una lectura de la evolución humana, que trasciende a las individualidades. Como decía Perón uno puede montarse sobre el proceso evolutivo no determinarlo.  El hombre está transitando desde la funesta autoridad formal del presente, indisolublemente ligada a la sumisión,  hacia la moral, sustentada en sus capacidades con rigor científico. En términos de la teoría de la recapitulación freudiana estamos ingresando a la joven adultez, dejando atrás nuestra infanto-adolescencia y su consecuente dependencia paternal-maternal. En fin, simplemente CRECER.

 

                                                             ( solidaria e idónea ) Aportes e interrogantes ciudadanos
                                                                Número 032 del  29 de noviembre de 2002.   
Francisco Alberto Scioscia .                                      
                 
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