2.2 La idoneidad
En un artículo periodístico, publicado hace
años, el autor del mismo aludía a un intelectual americano que tenía una
hipótesis sobre el origen de los males sociales. La misma consistía en la
persistencia, en todo nivel, de los chambones
en la estructuración social. Precisamente, quienes deban cumplir roles para
los cuales no están capacitados. Esto no tiene nada de novedoso, es demasiado
habitual. Y lamentablemente, cuando es tan normal
pasa inadvertido, pero no así su trascendencia negativa en las sociedades .
¿Cómo resuelven cotidianamente estos
hombres los problemas que generalmente los superan? : torpemente. Percibido ello, tanto por el mismo como sus
subordinados - que padecen sus torpezas- generan conductas consecuentes de ambos
bandos: delegación inapropiada,
obsecuencia, favoritismo, indiferencia, frustración, odio... (siga Ud.).
Los subordinados que entran en el juego
saben que es una oportunidad para ellos aunque no sean competentes. Mañana
podrán ocupar el lugar del chambón superior...
En cualquier ámbito o nivel, quien debe
desempeñar una función para la cual no está capacitado deberá hacer de...
(complételo Ud.), no podrá ser el... (ídem). Ser exige idoneidad, consustanciación entre lo que se hace y es. Mimetización entre el rol y la persona que lo
ejecuta. Cualquier actor top - de
nivel- aspira obsesivamente a lograr ponerse en la piel del personaje de
ficción que deba interpretar. Ser es
mejor que hacer de...
Aquellos que algo saben de cumplir roles,
lo certifican. En mi vasta experiencia pública jamás vi fallar un proyecto en
el cual estuvieran involucrados funcionarios idóneos. Tanto en su formulación
como en su implementación. Contrariamente cuando lo intentaban hacer los
chambones...
Casi doscientos años tardaron en
internalizarse los conceptos de libertad
e igualdad. La historia humana ha
sido regada de atrocidades entre los hombres. Nadie estuvo exento de ser
víctima: ricos, pobres, negros, blancos,
cristianos, musulmanes, etc. ... Así, terminamos aceptando ser iguales y
libres porque nos conviene. Por
resultar compatible con nuestra concepción de seguridad, inherente a nuestra especie.
¿ Quién está exento de la tentación de
tomar la porción mayor? ¿ Quién no querría hacer realidad sus deseos? Con
cuanto dolor aprendemos desde nuestra infancia las limitaciones a nuestras
ambiciones. Mucho más cruento fue a la humanidad comprender que la libertad y
la igualdad es un negocio de
"uno-todos". Un largo proceso cultural; cuando más se
desarrollaron las clases medias, más se fueron consolidando las democracias.
Estas serán más fuertes cuando mayor lo sea su estrato medio, portador del
mandato cultural de libertad e igualdad. Muchísimo más trascendente
que sus variables recursos económicos. Estos pueden hasta desaparecer, pero no
los conceptos internalizados que persisten.
Para completar un mensaje acorde a fines
del siglo XX, deberían agregarse a
estos dos conceptos inamovibles de igualdad
y libertad, los de solidaridad e idoneidad. Activar los mensajes adecuados para lograr la
internalización de los mismos, para cada uno de los miembros de una sociedad y
de toda ella, el "uno-todos". No
puede pedírseles a los hombres que adhieran a una idea, por más brillantemente
expuesta o el grado de racionalidad que contenga. Debemos persuadirlos que
nuestra oferta es conveniente, que resulta coherente con sus intereses.
Reitero, es el proceso por el cual construimos evolutivamente el concepto de seguridad de la especie.
Estimo
que el concepto de solidaridad está
en vías de ser internalizado. Equivale al de seguro en el ámbito económico-financiero, en el cual se ha impuesto
por ser conveniente. Dar un poco,
sin mirar a quién. Hoy le toca al otro, mañana a mí, siempre que todos
pongamos. No se puede pedir, aunque lo prefiramos, "amaos los unos a los otros", debemos resignarnos a "no hagas a otro, lo que no te gusta
que te hagan a ti".
En
cuanto a la idoneidad no estamos tan
cerca. Percibimos el no negocio de
estar dirigidos por incompetentes. Pero no basta para lograr internalizarlo.
Hay que transmitir un mensaje que explicite claramente el negocio de estar
organizados, social y políticamente, por una estructuración basada en la idoneidad. Pero ello no va a ser
posible con ideas simplemente, deben confirmarse con hechos. Hasta que las
sociedades no verifiquen como negocio el estar organizados en tal forma,
difícilmente pueda lográrselo. Será cuestión de orientar nuestras conductas
hacia ello.
Cuando aludimos a que una organización debe
estructurarse idóneamente, implica que sus mandos superiores deben poseer el
mayor grado de la misma. Asimismo, tener un nivel intelectual superior aunado a
sus conocimientos y/o experiencias conexas al tipo de organización que conduce.
Punto 2.3 : Una definición tentativa del nivel intelectual superior.