3.2
Educación
3.2.1 Generalidades. Primario/secundario.
Siempre se alude a que previamente a
definir el modelo de sistema educativo, debe hacerse el de país que se pretende.
Coherente, pero insuficiente. La educación nos trasciende como Nación, nos
remite al hombre mismo y su inserción social, resultando el contexto
secundario. Si dijimos que la política es la administración del bien común, la
educación es el bien común trasfronteras: el
patrimonio humano. Dilucidar si el huevo o la gallina podría extenderse a
la política y la educación. Si obtuviéramos un excelente sistema educativo,
sería la cuna de una nueva e idónea dirigencia política ¿Pero quién induciría a
ese sistema que la generará? El dilema es inexistente en al actual nivel de
actividades humanas. Las mismas requieren una reformulación conjunta dado su inequívoco
carácter complementario. Cualquier transformación política productiva para los
humanos, implica el diseño de un sistema educativo que le dé sentido y
consistencia a sus postulaciones, cualquier sea su índole. En fin, resulta
obvio que abordar esta temática me trasciende, así que me limitaré a mis
aportes e interrogantes surgidos de nuestro medio educativo, el cual no difiere
en demasía al general.
Las actividades en las cuales los humanos hemos
logrado un mayor desarrollo científico están estrictamente- relacionados con el
conocimiento y dominio de la materia prima-procesos involucrados en la misma.
¿Cuánto conocemos de los procesos por los cuales se aprende, razona o no puede
hacérselo? Infiérese por los efectos:
una lección brillante y otra deficiente, insumiendo ambos estudiantes el mismo
tiempo, e igual material de estudio. Así comienza el rosario de argumentaciones
docentes: no ha desarrollado sus capacidades en la lectura comprensiva, no
presta suficiente atención, tiene una base deficiente, etc. Supuestos, que
difícilmente puedan probarse fehacientemente, que quedan flotando como
conceptos justificantes, más que operantes. Si se conociera certeramente tales
causas hubiese sido desterrado el fracaso escolar, fuere cual fuere su origen.
Vivo desde hace quince años en el conurbano bonaerense, en un barrio de nivel
medio-bajo. En cada cuadra debe haber un docente. Mi cónyuge - psicóloga-
también ejerce la docencia, herencia familiar. Tres hijos adolescentes. Quién
en este barrio, incluyendo a los educadores, no ha tenido entre sus hijos a un
repetidor puede considerarse un agraciado divino. Abandonan, reingresan... La
realidad laboral los conmina a reincidir ¡que condena para ellos y su familia!
Ni estructurar el secundario con presuntas orientaciones laborales, o cambiar
los contenidos actualizándolos, será el camino a recorrer. Hay otros factores trascendentes que
intervienen que tales formalidades.
Mi hijo menor cumplía 11 años: antes de soplar las velitas,
le pedimos que expresara un deseo: pensó unos segundos y expresó: "que
desaparezca la escuela", fervorosamente festejado por sus
amigos-compañeros. No le gusta faltar, ni tiene dificultades con el
aprendizaje. En una película inglesa, ganadora de un Oscar, que mi aludido hijo
no vio, en unas de las escenas una bomba cae en el centro de una escuela,
destruyéndola. Los niños, que iban a ingresar a la misma, festejan
alborozadamente por tal puntería. Ficción, reflejo de la realidad y a veces
tenue. Como puede estructurarse un sistema cuando los intereses de educandos y
educadores se contraponen. A los docentes se les paga, a los chicos los obligamos y gratis. Y esto no puede soslayarse por el simple
hecho de que no hallamos respuestas a este drama. Hay que buscarlas, sí o sí.
¿Cómo puede estructurarse un sistema educativo en el
verbo zafar? Profesores que explican
y alumnos que casi no escuchan. O que toman lección evaluativa y alumnos que
reproducen como robots, generalmente sin entender lo que repiten. O que se
copian, dado que la mayoría de las pruebas son escrita. Docentes que elevan el
nivel de sus clases y lo deben bajar por la culpa inquisidora - colectiva-
sobre él: ¿por qué nadie aprueba? La culpa puede ser variable: desde profesores
que hacen de, hay una gran masa de técnicos secundarios que enseña sin nivel
terciario, que no tiene la más pálida idea de lo que es la didáctica y otros
que no saben como tratar a un adolescente. O un director, que se le ocurre
elevar el nivel de exigencia en el último año, cuando él fue parte activa del
desastre de los años precedentes como profesor... y cualquier otra funesta
experiencia sufrida por nuestros hijos. Esto sucede cotidianamente, y viene de
muchos años antes, décadas. Y ello es percibido por los adolescentes. Nuestra
generación debía ser sumisa a la autoridad, un mandato de nuestros padres.
Ahora hay que ganarse el respeto, no
viene con la autoridad. Tiene algún sentido continuar con esta farsa, que
involucra a todos (alumnos, profesores, directivos y padres). Ud. dirá que esto sucede sólo en los
públicos y que los privados no lo permiten. Puede ser, pero solo en las formas.
Mayor presión sobre los alumnos (padres que pagan) y docentes (dueños que
controlan). Directores, jefes de departamentos, atentos y cumplidores a toda
norma exigible por las autoridades públicas educativas, incentivadas por los
dueños so pena de perder el subsidio estatal y/o imagen externa negativa para
sus intereses. El nivel docente general es superior al público, pero ello no
garantiza la calidad del docente. Iluso de mí, pensaba que al ser privados
pagarían mejor, exigiendo un nivel intelectual superior. Solo algún incentivo
condicionado a no: faltar, hacer
huelgas, discrepar, etc. y otras exigencias que tornan al mismo en irrisorio,
que ya lo es por su monto. Habrá excepciones, pero a lo privado y caro, solo
puede atribuirse mejor infraestructura general, menor
flexibilidad-permisibilidad. Pero en lo esencial, siguen con las reglas educativas
de antaño. Un conocido, que poco sabe de educación y no tiene por qué saber, mandó a sus hijos a
un colegio top de la zona y de gran prestigio en otros partidos de categoría.
Su hijo mayor, recién egresado del mismo, me mostraba unos folletos relativos a
un curso en boga que enseñaba a estudiar. Creí que era para mejorar su nivel,
ya que estaba cursando el ingreso a la Universidad. Nada que ver, no podía
adecuarse a la facultad. Su memoria robotizada ya no le servía. Un estudio
reciente, efectuado sobre alumnos de la UBA,
concluyó que las dificultades que mayoritariamente presentan los aspirantes a
ingresar a la misma, residen en la forma de abordar la temática de estudio,
limitándose la influencia de las experiencias educativas, de nivel o no, o si
fueron alumnos brillantes o no. Sucede algo simple: ya no aspiran a repetir
para zafar, quieren leer e interpretar
los textos que se les exigen y que no difieren en demasía a los del secundario
pero su preparación secundaria se los impide, fuere cual fuere la institución
que egresa del secundario. Francamente, luego de haber pasado por este proceso
de adecuación a la interpretación, deberán retomar los viejos métodos si
quieren avanzar en su carrera universitaria. La relación docentes-alumnos no
difieren en demasía entre el secundario y el terciario, por lo menos al nivel
de los ayudantes.
Periódicamente,
en estos últimos años, al tener más contacto con mis hijos/adolescentes, los
trato de convencer de que todo lo que reniegan de estudiar, por serles tedioso,
les va a servir en el futuro. Ejercitar el cerebro y ampliar su léxico, que lo
tomen como castigo necesario para su ulterior vida productiva-familiar.
Perorata que no sé si me convence a mí, pero por las dudas la remato con el
infaltable: si no terminas el secundario no consigues trabajo (debe ser lo
único que escuchan, dado lo vacío de sus bolsillos). Aún cambiando los
contenidos, sea cual fueren los mismos, el proceso de transmisión de
conocimientos es el mismo: lectura o explicación verbal, adoleciendo de
participación constructiva (léase diálogo). La mayoría de los escuchas-alumnos
no saben de lo que habla, por ser nuevo y no haber leído el material, o por
mala didáctica del profesor, o porque ya están acostumbrados a no dar bola.
Cualquiera fuera la causa, no es privativo de los adolescentes. En las
reuniones de profesores, éstos también actúan igual o peor que sus alumnos. Hay
una sola forma de lograr atención y se da esporádicamente: un orador que cope a
sus escuchas y/o un auditorio con expectativas sobre la disertación que se
llevara a cabo. Y si ambas convergen, no importa el número de alumnos, ni las
condiciones ambientales. Toda la atención ahí, en lo que estamos inmersos. No nos engañemos esto es excepcional.
Este método profesor-alumno, quien habla-escucha, es un fiasco...
Personalmente, y cumpliendo con la ley del menor esfuerzo,
jamás razoné estudiando, a excepción de matemáticas y análisis sintáctico,
obligado. Alumno del pelotón: memorizaba-zafaba,
si todo era previsible. No fue así en tercer año y sucumbí. De los consecuentes
seis años del secundario, solo recuerdo un profesor que haya tenido el consenso
total del alumnado por su forma de enseñar. Dictaba química en 4to. año
bachillerato. Claridad expositiva. Unos minutos antes de finalizar su hora,
tomaba a uno por uno lo que había explicado y los invitaba a que expusieran sus
dudas. Todos entendían, sin excepciones. Consecuentemente todos aprobábamos y
sin coerción evaluativa: un deleite y además sabíamos química, que pocos nos
interesaba a los bachilleres. Todo los recuerdos agradables del secundario,
atinentes a lo educativo, poseían un factor común: inexigencia de evaluación.
Sin
tradición familiar religiosa, padres formalmente católicos no-practicantes, fui
miembro activo de la iglesia metodista boquense, cuya contención social del
grupo de mi pertenencia, fue realmente placentera. Sus múltiples actividades -
culturales, deportivas, sociales- eran conducidas por jóvenes lideres de
excelente nivel cultural (estudiantes o graduados universitarios/terciarios).
Sin coacciones y privilegiando el control general autónomo. Lo religioso, actuaba
como complemento, no como centro, por las propias características de esa rama
evangélica. Cada vez que mis hijos venían defraudados -y con razón- de sus
actividades sociales barriales (clubes parroquias, boy-scaut) recordaba mis
privilegiadas vivencias infanto-juveniles, las cuales en su momento creí
normales.
Estas
experiencias personales; las de mis descendientes y las de sus amigos-vecinos
en cuanto al sentimiento repulsivo hacia la escuela - deprimente- y un aporte
similar de Umberto Eco, hiciéronme reflexionar sobre una salida global a tal
problemática. El autor itálico en un reportaje aludía a que en su juventud
transcurrió en simultaneidad con la obra de Don Bosco y sus boys-scaut, que
había influido en él y extensivo a su generación. Que hoy en día resultaría
necesario algo similar, adecuado para luchar contra los flagelos actuales:
droga, facilísimo, indolencia, vacuidad, etc. de nuestros jóvenes. ¿ Puede
haber algo mejor que la escuela pública para la contención juvenil, ajustada
inteligentemente a tal fin? Obviamente no esta escuela. Argentina es un país
con intelectuales capacitados en esta materia, con sensibilidad para tal tarea,
consensuada socialmente. No será fácil, pero
no imposible. Antes de intentar un bosquejo de esta escuela contenedora
quisiera aludir a un tema, del cual no estoy seguro de los fundamentos teóricos
que podrían avalarlo, pero seguro en los
efectos. Las dificultades que tienen los adolescentes, en general, para la
lecto-escritura, el calculo matemático elemental y el escasisimo léxico, son
terroríficas, más considerando su nivel operatorio futuro. En este verano, a mis hijos/amigos se les dio
por jugar a los naipes. Pintando una puerta al lado de la mesa en la cual
jugaban y harto de que me pidieran cuanto era 16+23, 25+33, etc. les alcance la
calculadora, sin comentario alguno, aunque mi ironía me desbordaba. Días
después, mi hijo menor recriminaba al mayor porque no se había presentado en la
previa de matemáticas. Además se vanagloriaba de sus logros - distinguido- en
tal materia. No pude contener mi sarcasmo, cargándolo por sus limitaciones en
hacer las cuentas del chin-chon y que el mayor las hacia mejor (lo cual era
verdad). Ofuscado por mi observación arremetió contra el primogénito,
descerrajándole cuentas de tal tipo al voleo, a ver si aquel las hacia bien. La
calculadora ausente. Algunas acertaba, otras fallaba. A esa altura ya no podía
parar la risotada. Sorprendidos de mi actitud y más aún que no podía parar, les
explique la razón: era lo mismo lo que le respondiera el mayor, dado que el
menor no tenía forma de constatarla - sin calculadora- sin discriminar cuales
eran correctas o no. No sé de que me reía, pero no por casualidad terminé
llorando de la risa (inusualmente).
En otra oportunidad, uno de mis hijos
estudiaba geografía, junto a otros compañeros. Rumiaban, daban vueltas. No soy
de meterme en sus estudios, pero me intrigaba su actitud. El material era
claro, poco ilustrado, pero aducían dificultad. El tema: los accidentes
geográficos, montañas, ríos, valles, etc. No me podía explicar cual era la
causa. Luego, de un último análisis percibí la razón de tal dificultad: el
texto era sintético, ergo, pocas palabras de las cuales desconocían el
significado de las mismas: relevamiento, depresión, cóncavo,... Un simple resumen
ajustado a su léxico, fue suficiente. Ahí comencé a comprender lo
incomprensible: que instrucción cívica fuese de terror, cuando para nosotros
era ejercitar la memoria. Hasta llegaban a repetir por esa materia. Ja-
más los vi acercarse al diccionario. Solo cuando nos negábamos con mi mujer a
explicarles algo y les indicábamos que debían recurrir a aquel. Ni aún los más
lúcidos, de buen léxico. Consultados estos porque no lo hacían, aducían que no
les gustaba. Sospecho que si les cuesta operar matemáticamente lo elemental,
ordenar la secuencia alfabética debe ser torturante-no operante (los he
escuchado hacerlo...). Por favor, un diccionario electrónico, barato de
bolsillo, con acepciones reducidas, al nivel de un adolescente cursando sus estudios.
Cuando se los intima a buscar en él, generalmente no lo encuentran dilapidando
todo nuestro esfuerzo orientativo y ahorro explicativo.
Cómo se puede acceder al secundario, el
reino del texto, sin lo elemental: no
pueden leer de corrido eficientemente, no pueden interpretar adecuadamente con
su léxico, por ende escribir, y operar elementalmente sin una calculadora.
Cuando observaba lo persistente de tales carencias en la vida cotidiana- un
vuelto, los naipes, instructivos, etc.- comencé a preguntar a los docentes como
se había producido ese quiebre entre nuestras generaciones y la de ellos.
Conceptualmente, remitiéronse a lo siguiente: en los '70 resultaba difícil
mantener el nivel de coerción que nos habían modelado en nuestra infancia.
Quien de nosotros podía pasar de grado, o más, ir a clase, sin saber las
tablas, ni pensar el abecedario. O no haber leído la lectura del día. Era
imperdonable, a excepción del algún fronterizo y/o zarpado. Estimo que no
podemos volver al reglazo o penitencia, pero no se puede llegar a los 10 años
sin dominar la lecto-escritura y el cálculo elemental. Tenía razón Pinti, el primario debe servir
exclusivamente para tal fin. No se si debemos recurrir a Watson o Pavlov, pero
debe hallarse un método-incentivo acorde a la década. Resulta imposible diseñar
nuevos y actualizados contenidos, omitiendo solucionar esta grave carencia.
Retomemos al nivel de los
puber-adolescentes. Esta escuela contenedora
- abierta a los jóvenes- debe sostenerse en los procesos evolutivos de
aquellos como las demandas coyunturales del contexto social que estén inmersos.
Asimismo, estas perfectibles características:
q Lideres docentes orientadores, sin coerción, con
aceptación expresa de los jóvenes a la asignación de tal rol contenedor. Que
merezcan el respeto grupal juvenil. Cualquier otro requisito podría soslayarse,
pero el ser educadores-contenedores es imprescindible.
q Un equipo interdisciplinario
del mayor nivel intelectual en la materia - mixto, civil/estatal- fijará
los planes de estudio, consustanciado con el perfil de escuela expuesto.
q Fijar una metodología de estudio que privilegie
interrelacionar práctica-teoría; experimentación de los procesos
vivencialmente. Talleres con distintos niveles hasta lograr el fin propuesto.
Este informado desde el inicio y con los indicadores suficientes para ir
captándolo, ajustado a los tiempos particulares de aprendizaje.
q Fomentar el sistema
Lancaster por múltiples razones.
Exige a los que más dominan la materia respectiva a ordenar sus conocimientos
para lograr una mayor eficacia transmisiva de los mismos, redundando en su propio
beneficio (adhiero a que no hay mejor forma de aprender que enseñando). Que
estos jóvenes dotados internalicen que el don que reciben debe estar no solo a
su usufructo personal, sino al servicio de los otros y la comunidad en
general. Dado el rol complementario de
auxiliar docente, reducirá estrés a éstos y presupuesto.
q El contenido de los talleres debe tener un consenso
social, del cual no podrán estar excluidos alumnos y docentes. Asimismo, se diseñaran su nivel expositivo,
material audiovisual, sugerencias participativas, etc. Esto sustentado con
material didáctico concreto, no delegado a cada escuela a su suerte. Con cursos
deliberativos, expositivos, ajustables, con los docentes que tendrán a cargo la
puesta en ejecución de los mismos. Unica forma de garantizar su orientación y
eficacia.
q Los docentes orientadores deben tener un nivel
intelectual que les permita coordinar varios talleres conformando un cuadro
docente permanente de la escuela, exigiéndoles el rol contenedor aludido
precedentemente. Siendo los semipermanentes aquellos que en su especialidad
tengan un nivel elevado, destacándose en las mismas. Estos se interrelacionarán
con los docentes permanentes, con el objeto de garantizar una adecuada
transmisión de los conocimientos especializados (testeada tal eficacia por/con
los alumnos).
q Talleres complementarios de conocimientos cotidianos,
obvios para los adultos pero peligrosamente desconocidos por los estudiantes:
electricidad, combustibles, etc. Asimismo, utilización de herramientas de uso
hogareño. Explicitación de las redes cloacales, agua corriente, etc. En fin,
todo lo que uno cree como adulto que es de conocimiento general y sería
prudente transmitir por prudencia a los alumnos.
Activa participación estudiantil:
q Organizar sus propias actividades recreativas,
culturales y deportivas. Fomentar el autocontrol grupal con un mínimo control
adulto (padres/docentes en rol observador).
q Participar en el presupuesto escolar. Comprender la
importancia de la elección en el gasto, postergaciones. El origen de los fondos
públicos (el aporte de su familia al erario).
A cuidar sus intereses comunes, modificando el concepto de delación,
dando prioridad a aquellos.
q A integrarse a su comunidad, conociendo las
instituciones públicas y civiles zonales, que actúan en su beneficio.
Participar periódicamente en su accionar y campo de referencia.
q Que practiquen ellos la democracia: eligiendo sus
autoridades en concordancia con un sistema republicano. Que ejecuten su
presupuesto y normativas, fijen sus reglas, y juzguen y sancionen a los
excedidos. Democracia activa, no leída.
Conducción e integración:
q La dirección de la escuela debe ser colectiva, un trío
como mínimo, de nivel universitario afín (ciencias de la educación,
psicopedagogos, psicólogos educadores, etc.) con experiencia previa en instituciones educativas. Acceso por
concurso público, con aval comunidad. Estos, como los docentes tendrán que ser
revalidados periódicamente por la comunidad.
q Las actividades administrativas deben ser externas,
zonales y automatizadas en red distrital. Integrar a
estas tareas a los talleres de informática. Tales actividades deben incidir en
lo mínimo en la función pedagógica.
q Cada escuela estará integrada con otras en una red zonal. Tal interrelación
ahorrara esfuerzos en los proyectos que involucren a la comunidad.
q Las escuelas, por propia iniciativa o superior,
consensualmente, realizarán pruebas pilotos cuyos resultados serán
capitalizados a nivel zonal/nacional.
Otras características:
q Fomentar el deporte, fundamentalmente el colectivo, base
del trabajo en equipo.
q Talleres vocacionales: características de inserción
laboral, normativas. Conocimiento del espectro de carreras y oficios.
Importancia de la integración ciencia-técnica
y trabajo.
q Utilizar a las empresas e instituciones zonales como
pasantías. Es decir, integración con el aparato productivo.
q Idioma inglés (yanquis no, coca-cola sí).
En definitiva, un esbozo somero, que puede superarse
ampliamente, con el aporte productivo de la comunidad, expertos, docentes y
alumnos. Esta ahí para su definición. Cuánto esfuerzo docente desperdiciado
cotidianamente con magros resultados. Esta
escuela es factible, quien sepa contener a un hijo, respetándolo, sabe que esto
es posible.
Si
un sistema educativo a nivel primario/secundario es deficiente, afectará al
nivel medio de esa sociedad. En cuanto al terciario, si lo es, incidirá en el
aparato productivo y en la investigación. Generalmente, cuando se hacen
diagnósticos locales de cualquier tipo de actividad hay un factor común:
carencia de ejecutivos/gerentes de nivel. No es casual, nuestras universidades
generan profesionales de bajo nivel intelectual para ocupar tales cargos (con
excepciones). El medio posee tal carencia, cerrando un circulo coherente. El
nivel gerencial debe estar dotado de pensamiento comprensivo - abstracto,
global y sistémico- por la naturaleza de sus funciones: captar un todo y sus
partes, y su inserción en contexto/coyuntura que se desarrolla. Agregar un
mínimo de equilibrio emocional. No sé si será una fantasía argentina o es un
fenómeno mundial: universitario, por lo tanto, piensa, inteligente, y esta
capacitado profesionalmente. La realidad indica lo contrario, por lo menos en
la Argentina. La Universidad de Córdoba, tiene un promedio que no llega a 4
entre sus egresados - expuesto por su rector- lo cual nos remite a una gran
cantidad de bochazos. Neustad le preguntaba a un argentino estudiante en Harvard: ¿ Hay tantos aplazos en
esa? Este joven, que además de alumno
fue ayudante de cátedra, lo miró
sorprendido, expresando que generalmente no
hay. Dado el cociente racional entre docentes/alumnos y del total de la universidad,
cuando un alumno no estaba al nivel de rendir, se le indicaba tal déficit,
orientándolo en sus fallas. Pero el problema no se plantea en el medio de la
carrera, sino al ingreso. Este es tan riguroso que su aprobación garantizaría
en un altísimo porcentaje el egreso del mismo. Y si pudiese ser soslayado, no
podría seguir el ritmo de sus compañeros. Priva la excelencia. Tanto esta
universidad, como las otras top (Yale/Stanford, etc.) no deben tener más del 1%
de la población norteamericana. Es decir se invierte en ejercitar el
pensamiento comprensivo, no se enseña a pensar... Si distinto como dice una de ellas sabiamente.
Cuando se alude al nivel de sus egresados, es
consecuente con los mecanismos aludidos. Por más dinero que se tenga, estimo
que su negocio es la excelencia y por añadidura sus ingresos. No tengo
información precisa, pero el concepto no puede variar en demasía. Hace un par
de años, un científico prestigioso de la universidad de Tel Aviv, respondía a
un periodista nativo sobre si el éxito de esa institución había correspondido a
la activa participación de sus alumnos (o mal informado o habría sido miembro
juvenil de franja morada): sorprendido respondió que no, que la misma era
absolutamente jerárquica, los que más saben conducen/deciden, como cualquier
otra universidad de prestigio mundial. Será que los argentinos confundimos
jerarquía con autoridad formal... nada más alejado del conocimiento ¿algunas
botas en nuestro camino? También cuando se alude a elite, nos remitimos a la
oligarquía ¿ La satánica generación
del 80? Casetes que debemos revisar en nuestra breve historia. Recurramos al
diccionario y reflotemos las definiciones de elite y jerarquía sin
connotaciones distorsionadas.
En
nuestro país el ingreso irrestricto equivale a la constitucional igualdad de
oportunidades. Todo argentino tiene o tuvo fantasías de ser jugador profesional
de fútbol (por lo menos a quienes nos gusta). ¿ Cuántos se han ido a probar? Un
número ínfimo, dado que cada uno hace una autoevaluación de sus condiciones, o
recibe al jugar una calificación externa
que lo marca. Aún cuando ésta esté distorsionada, los seleccionadores de
inferiores lo pondrán en la realidad. Estos filtros son necesarios para
cualquier actividad, que requiere de determinado talento para ejecutarla. La
igualdad de oportunidades nos remite a la posibilidad de cumplir con un examen
de potencialidad de esa actividad. Imaginemos todos ingresando a las
inferiores, para luego de un tiempo de estar practicando nos darán cuenta de
nuestras limitaciones con el balón. Cuantas canchas, pelotas, entrenadores se
requerirían. Los socios pagarían gustosos tales egresos... nadie es tan tonto.
Traspolado a la universidad, esta igualdad de oportunidades estará condicionada
a un examen de ingreso, estructurado con la mayor equidad e idoneidad posible,
sin ningún tipo de discriminación imaginable. Además, podría darse cuantas
veces se quiera, aunque lo hayan rechazado anteriormente (garantía de
manipulación circunstancial, o sospechas subjetivas, o cualquier causa).
Mayores costos pero transparencia y más barato que el ingreso irrestricto.
Si la sociedad financia a la Universidad, debería
tomarse el resguardo que ingresen-egresen lo mejor de ella, para su propio
beneficio. Así de terminante parezco un acérrimo liberal. Hay razones humanas
que avalan
esta odiosa determinación: tiene algún sentido asumir tareas para las cuales
unos no esta dotado naturalmente, resintiéndose su calidad de vida, al tener
que cumplirlas forzada e ineficazmente. O vamos a creer que éstos no deben
simular sus carencias, objetadas explícita o tácitamente, o solapadas. Quién
tiene responsabilidades de alto nivel y no posee pensamiento comprensivo se las
vera en figuritas para sostenerse, excepto para quien pueda imponer su poder
(cualquier causa o lugar). Quien tenga
el don de la comprensión, deberá ser el certificado de ingreso a la universidad,
revalidado en un examen acorde; con el consiguiente beneficio individual - no
deberá hacer de...- y social
(generar el nivel gerencial/ejecutivo idóneo que se demanda).
Incrementará el nivel productivo, estándar de vida general y atracción de capitales
de inversión.
Sus
características básicas serán las siguientes:
q Desarrollo intelectual basado en la praxis entre
teoría y práctica desde el inicio de la carrera. Utilizar al estado como base
de tales experiencias en lo posible, y a empresas de nivel según acuerdos
programáticos.
q Condiciones de estudios óptimas. Cocientes racionales
alumnos/docentes. Becas a quienes no tengan recursos y sí capacidad. Docentes
del máximo nivel intelectual, bien remunerados. Especialistas extranjeros de
prestigio, nivel de conciencia de nuestras limitaciones con el mundo.
q Conducción universitaria jerárquica-consensuada y
participativa en todos sus niveles.
En el mundo hay millones de
profesionales desocupados o subocupados. No es sólo por falta de trabajo. Hay una incorrelación entre
la demanda - el nivel comprensivo- y la oferta (hacen de...). La educación sigue
siendo un negocio, dado que a nadie le gusta quedar fuera de
carrera. Cada día se abren más centros
de nivel terciario, incrementando tal desfasaje y la insatisfacción ulterior,
personal y social.
Un emprendimiento, en cualquier ámbito,
requiere de un diseño el cual implica una visión global/sistémica. Su correcta
formulación garantizará el éxito del mismo y al conjunto productivo que
corresponda. Si el que lo realiza es idóneo para pensar en tales términos -
comprensivo- y el que los ejecuta en equipo con aquél es un entendedor top, el
proyecto será un aporte productivo. El título no habilita para una formulación
correcta, la capacidad comprensiva ejercitada, sí. La ejecución es tan
importante como su formulación, la cual debe estar en manos de entendedores de
los máximos niveles, que idóneamente sé consustanciarán con el proyecto
correctamente formulado. Deberán crearse carreras complementarias a las
universidades para aquellos que posean
estos niveles, con iguales condiciones que las expuestas para aquellas.
A nivel provincial/municipal, se
crearán talleres de capacitación técnico-profesional, de los niveles siguientes,
acorde a las demandas del mercado, en interrelación con empresas, cámaras,
instituciones públicas y civiles. En fin, no perder talentos ajustados a su
real dimensión. Deberá establecerse mecanismos adecuados para lograrlo,
seleccionándolos. Dado que el modelo de secundario propuesto es contenedor y
obligatorio, será uno de los ámbitos que permitirá detectar los niveles
intelectuales de nuestros futuros profesionales y técnicos. No podemos seguir
dilapidando intelectos, recursos escasos
que deben ser preservados para el bien del conjunto social respectivo y
planetario.
Debería analizarse si el nivel
educativo de una nación puede estar condicionado a lo político (aunque sean los
de mayor idoneidad). Es demasiado importante para dejarlo en manos de unos
pocos. No será fácil de determinar los mecanismos, pero valdría la pena
intentarlo...
Punto
3.3 : La organización
Jurídica